sábado, 12 de mayo de 2012

Calorcito

¡Hola amiguitos! ¿Cómo va eso?
Han llegado días de calor, y he tenido que trasladar mi alijo de algodón a la parte de abajo de la casa para no cocerme. La parte de arriba se quedará de momento como almacén privado de reservas.




Han pasado muchas cosas desde que no nos escribimos. Eva ha dejado de insinuar, para directamente afirmar mi gordura (apoyada por otros dueños de hámster, pero no por el resto de la familia). Así que me tiene a dieta, nada de pipas de girasol, ni de cacahuetes. Aunque, he de confesaros, ¡En secreto de confesión!, que los demás me dan comida a sus espaldas. Je je je. Shhh... Que no se entere Eva, que se enfada mucho cuando les ve. En el fondo sé que lo de la dieta y todo eso lo hace por mi bien.
(He aquí mi cuerpo escultural)

















Y bueno, no sé, así para terminar, os cuento un par de anecdotillas que han transcurrido en este tiempo de vacío bloggeriano.

1. La sospecha de existencia de gato. No era fundada. He tenido el placer/antiplacer (no sé cómo definirlo exactamente) de olfatear al gato hocico con hocico (Con la jaula de por medio, por supuesto). Ha sido una experiencia positiva, que no acabó en desastre como se podía esperar. Nos olimos, dijimos "Ah, así que eras tú lo que olía así" y cada cual siguió su camino.

2. Sigo siendo un hámster de carreras, lo gordo no quita lo veloz. Corro como una bala por el pasillo, en la rueda, y en la bañera.

3. Me he escapado un par de veces a explorar y recorrer el mundo (bueno, o lo que puedo ver de él, es decir; la casa). Pero siempre me han encontrado utilizando mi debilidad; La comida.


4. Y por último, la del señor que llama a la puerta cuando estoy de incursión. Estaba corriendo por el descansillo, mientras Eva barría el resto de la casa como buena señora de su casa (con su moño y su bata, he de añadir), cuando llamó a la puerta un hombre. Yo, que soy muy hábil, me las había apañado para trepar por el armario, y meterme en un zapatero, (dentro de él). La sorpresa de Eva fue grande cuando llaman a la puerta y no me vio por ningún lado. Ella se asomó a la mirilla, esperando que fuera alguien de su familia. Pero no, era un señor desconocido, que además la vio, y dijo ¡Buenos días! desde el otro lado. Ella respondió al saludo, sin abrir la puerta. Y luego no le quedó mas remedio que decir, en otras palabras, "no le puedo abrir, porque he dejado a la ratita (me llama ratita cariñosamente) corriendo por el pasillo, y ha desaparecido". El señor se quedó tan estupefacto, que solo pudo responder "Ah, vale". Seguramente fue la peor escusa (y la mas rara) que le habían dado nunca. ¡Pero era la verdad! Unos minutos después me encontró tumbado sobre una deportiva de su padre.

Subo unas cuantas fotos más, por si me habíais echado de menos.

Vigilando el percal

cagándole a Eva en la puerta
Mi primera relación con el espejo





Y bueno... ¡A seguir bien y contentos! Besitos bigotiles.


(Secuestrada de la página de Facebook "Funny pics"... ¡Los ratones gobernarán el mundo!)